El dulce sueño de Thomás González: un emprendimiento familiar que conquista Río Grande Un comienzo con raíces familiares

El dulce sueño de Thomás González: un emprendimiento familiar que conquista Río Grande Un comienzo con raíces familiares

El 2023 quedó grabado como el año en que Thomás González, un joven riograndense lleno de energía y creatividad, decidió dar un paso al frente para transformar una pasión familiar en un proyecto concreto. Inspirado en el talento y la dedicación de su madre, amante de la repostería, Thomás se convirtió en el motor de un emprendimiento que hoy no solo endulza paladares, sino que también emociona por la historia que lleva detrás: Mini Donitas RG y los alfajores artesanales “Dulce Vicio”.

Río Grande.- Lo que comenzó como una experiencia casi escolar -alfajores caseros en el recreo de la escuela Maradona- rápidamente mostró que el producto tenía un futuro prometedor. “Antes de las nueve de la mañana ya habíamos vendido sesenta alfajores”, recuerda con entusiasmo Thomás. Ese detalle fue la primera señal de que lo que estaban creando tenía un potencial enorme y que la comunidad estaba lista para acompañar esta aventura.

De la cocina de casa a las ferias locales

El paso de vender en el colegio a instalarse en ferias y eventos comunitarios fue natural y necesario. La buena recepción en la escuela se multiplicó cuando las donitas y alfajores comenzaron a circular en los espacios públicos de Río Grande. Con la ayuda de sus hermanos y, sobre todo, bajo la guía de su madre, Thomás impulsó la producción para responder a una demanda cada vez más grande.

El emprendimiento se consolidó como una marca familiar, cercana y artesanal. Lejos de perseguir la masividad, la idea siempre fue clara: mantener el sello casero, la calidez de lo hecho a mano y el cariño de una familia que encontró en la repostería un motor de unión y crecimiento.

“Dulce Vicio”: la magia de un sabor irresistible

El nombre de los alfajores no es casual. Thomás explica que fue casi una revelación: “Son tan adictivos que uno prueba y no puede parar, por eso llegó el nombre de Dulce Vicio”. Y lo cierto es que cada variedad se convierte en un hallazgo para quienes se animan a probar.

La lista de sabores parece no tener fin: bananita dolca, menta, marroc, frutilla, rocher, entre otros, además de los clásicos que cimentaron el camino del emprendimiento. Cada alfajor esconde una receta especial en la masa, que según los clientes “tiene un dulzor único y una textura inigualable”.

Detrás de esa fórmula está la mano experta de su madre, a quien Thomás no duda en reconocer: “Yo creo que mi mamá tiene unas manos mágicas, porque hasta para nosotros los alfajores son irresistibles”.

Mini Donitas RG: el complemento perfecto

El emprendimiento no se limitó a los alfajores. Las mini donitas se convirtieron en la otra gran estrella de la familia. Fáciles de compartir, atractivas para todas las edades y con un sabor particular, complementaron la propuesta y ayudaron a consolidar la marca en el corazón de los más jóvenes.

En ferias, redes sociales y eventos, las donitas aparecen como ese producto irresistible que capta miradas y conquista paladares. Su estética colorida y su presentación cuidada las convierten en un furor entre los adolescentes y jóvenes de Río Grande.

El valor de lo artesanal frente a la competencia

En un mercado donde proliferan los alfajores artesanales, la familia González se diferencia con un compromiso claro: no perder nunca la esencia de lo hecho en casa. Thomás lo expresa con convicción: “Siempre lo queremos llevar a lo artesanal, porque sabemos que a través de las manos de mi mamá el sabor es distinto. Queremos que se vea que esto es de familia, que viene de nuestra casa y de nuestro esfuerzo”.

La competencia no los intimida; al contrario, los motiva a ser más creativos y cuidadosos. La fidelidad de los clientes y la expansión de su comunidad de seguidores en Instagram y Facebook son prueba de que la autenticidad es su mayor fortaleza.

Juventud, trabajo y sueños compartidos

A pesar de su corta edad, Thomás se ha convertido en un ejemplo de emprendimiento para los jóvenes de su ciudad. Con una mezcla de responsabilidad, entusiasmo y visión de futuro, coordina la producción, impulsa las ventas y lleva la comunicación del proyecto. Sus hermanos lo acompañan en cada paso, y la figura de su madre, con su pasión y dedicación, sostiene la esencia del emprendimiento.

La historia de “Mini Donitas RG” y “Dulce Vicio” es, en realidad, una historia de familia: de hijos que acompañan a su madre, de una madre que transmite amor a través de la repostería, y de un hogar que encuentra en este arte una manera de crecer juntos.

Proyecciones y un futuro prometedor

El presente ya es alentador, pero la mirada de Thomás y su familia está puesta más allá. Aspiran a que sus productos lleguen a toda la provincia e incluso sueñan con expandirse fuera de Tierra del Fuego. Sin perder el carácter artesanal, proyectan un futuro donde las ferias, eventos y redes sociales sean la vidriera que les permita seguir creciendo y conquistando nuevos mercados.

“Siempre agradecemos a quienes nos compran, porque gracias a ellos podemos crecer día a día. Queremos llegar más lejos, pero sin dejar de ser lo que somos: un emprendimiento familiar, artesanal y con mucha pasión”, afirma Thomás con orgullo.

Una invitación abierta

El joven emprendedor no se guarda nada y busca contagiar su entusiasmo: invita a la comunidad a seguirlos en redes sociales, a acercarse a las ferias y a degustar las donitas y alfajores que ya son un verdadero furor. Más que un emprendimiento, “Mini Donitas RG” y “Dulce Vicio” son una muestra de que, con esfuerzo, unión familiar y amor por lo que se hace, los sueños pueden volverse realidad.



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